viernes, 11 de septiembre de 2009

Obras nuevas 2009


 
Desmorona. acrílico sobre tela. 1.80x1.80 
Dialogo. acrílico sobre tela. 180x150
Solitario. acrílico sobre tela. 180x180

 
55. acrílico sobre tela. 1.80x1.50

El hogar. acrílico sobre tela. 1.80x1,80

Panorámica.  acrílico sobre tela 1.80x1.80
  
Siesta y espera. acrílico sobre tela. 1.50x1.80

sábado, 25 de julio de 2009

Pinturas

La obra de Panosetti describe un mundo habitado por criaturas que pueden clasificarse por su aspecto, sus cualidades y las ideas que representan, conformando un verdadero “Bestiario urbano”. Al mirar las obras, descubrimos que este mundo está habitado principalmente por monstruos, seres casi únicos, engendrados misteriosamente por su propio entorno.

Aunque existe una gran variedad, el principal protagonista de esta realidad monstruosa es el Edificio: humanizado o no, es protagonista indiscutido y gobierna su entorno. En la obra de Panosetti los edificios no pierden su condición de tales, pero a la vez son crueles, porque tienen las propiedades de quien los creó, con lo que transmiten una idea inquietante: el hombre crea ciudades que lo terminarán devorando.

El edificio es la entificación de nuestra ciudad posmoderna, alienada y alienante, en la que se proyectan cualidades del propio hombre, que termina creando sus propios monstruos. Pero en esta ciudad posmoderna los monstruos no son verdaderos ni llegan a ser terroríficos. La crueldad y las cualidades que se desprenden del edificio engendran seres ligados a ellas; así aparecen el Hombre Edificio, la Empanada Humana o el Albino Asesino, monstruos tristes y absurdos, patéticos y solitarios.

En esta ciudad cruel Panosetti recrea nuestro mundo y en él nos recrea a nosotros: de algún modo somos los monstruos. Por eso podemos identificarnos con ellos, porque son parte de nosotros mismos.

Mariela Alonso
Prof. en Letras y en Historia del Arte, UNLP.